Urbanismo del siglo XXI: agendas urbanas y territoriales

 

Eulalia Moreno de Acevedo Yagúe

DGUOT Junta de Extremadura

Las Personas en el centro del diseño 

Para mí el urbanismo es eso que, en el mejor de los casos, regula la realidad territorial ya acontecida. 

Mi trayectoria profesional  como urbanista se ha producido en este contexto. Es como correr detrás de una materialidad que se sucede de forma ordenada o arbitraria, sin proyección de futuro, un urbanismo encarnado por una sociedad que, en su conjunto, no está convencida ni de su regulación ni de su eficacia. Después está la otra parte de la sociedad que lo ignora a conciencia, lo que sin duda ayuda a engrosar sus intereses particulares. Y por último, los menos de esa sociedad, los que creemos, probablemente desde la utopía, que se pueden cambiar y/o mejorar las cosas. 

Diversas pruebas de lo anterior las puedo encontrar en mi país, en España, pero seguro en muchos otros. Lugares donde se planifican miles de viviendas con un desarrollo urbanístico dudoso o con muchísimos municipios donde falta el pertinente plan general. Y es que en regiones españolas como Castilla la Mancha sólo un 4,3% de municipios tienen plan general, un 16% en Andalucía hasta casi un 60% en Murcia, como la más avanzada en este aspecto. 

Quizás parte de esta visión emana del tradicional derecho de la propiedad del suelo tan arraigada desde los romanos, desde los infiernos, hasta las estrellas, que nos hace pensar en la lógica de: un terreno, el mío, una casa. Muy lejos de la función social de la propiedad privada o la utilización del suelo de acuerdo con el interés general para impedir la especulación, incorporada en  nuestra constitución vigente.

Sin embargo los romanos sabían que los asentamientos se planificaban  con conexiones fundamentales como el  agua, saneamiento y además jerarquizaban infraestructuras y espacios públicos y estudiaban la mejor orientación para sus edificaciones. Entonces ¿Qué nos ha pasado? 

Alejar equipamientos esenciales como colegios, residencias o ciudades dormitorios sin mezcla de usos hace indispensable el uso de vehículos, en su mayoría privado, lo que supone una brecha insalvable para aquellos que no cuentan con este medio. Pero también el diseño de barreras físicas como  vías de trenes, canales, autovías, circunvalaciones y  muros, de ladrillos o de viviendas,  pueden suponer fisuras que amputen a comunidades  enteras de la vida de una ciudad

Así las cosas, no es de extrañar que en el  año 2016 la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Vivienda y Desarrollo Urbano Sostenible Hábitat III, que se celebró en Quito concluyo con que apenas se había avanzado a desde la anterior en materia de desarrollo urbano sostenible y se daba un impulso a la “Nueva Agenda Urbana”.

La Nueva Agenda Urbana, objeto de la convención, se presentaba como  un cambio de paradigma basado en la ciencia de las ciudades; establecía normas y principios para la planificación, construcción, desarrollo, gestión y mejora de las zonas urbanas en sus cinco pilares de aplicación principales: políticas urbanas nacionales, legislación y normativas urbanas, planificación y diseño urbano, economía local y finanzas municipales e implementación repensando la forma en que planificamos, construimos y gestionamos nuestros espacios urbanos.

En esos momentos en Extremadura nos encontrábamos trabajando una nueva ley del suelo y territorio, una nueva ley que dejase atrás no sólo la que veníamos practicando (o no), sino de la tradición legislativa española. Leyes que saturaban de condiciones a los nuevos desarrollos urbanos, pensadas para los coches y no para las personas.  Paralelamente, sin pausa, Extremadura  y otras comunidades se desangran con el proceso, al parecer, irrefrenable de la despoblación: el abandono de territorios que resultaban sostenibles para “llenar “ciudades que generan el 70% de la emisión de gases con efecto invernadero. Leyes pensadas igual para municipios con una densidad de 5000 hab/Km2 y para otros como Extremadura cuya densidad es de 25 hab/Km2.

Un motivado equipo de redactores  decidimos que el desarrollo urbano y territorial  sostenible, en todas sus acepciones, no puede confiarse a la voluntad del sector, ni siquiera a la del ciudadano de a pie, que difícilmente asimilaba la actuación urbanística como una acción de carácter colectivo. Y decidimos que la Agenda urbana-territorial- de Extremadura, debía tejerse en nuestra ley con el resto de las regulaciones. 

Esta reflexión culminó con la incorporación en la ley de los denominados “Criterios de Ordenación Sostenibles”, criterios que debían guiar la proyección urbanística y de ordenación del territorio y que se basaban en estándares e indicadores en cuyo centro se situaban las personas.

Una de las cuestiones de mayor relevancia fue la de vertebración de nuestra realidad territorial, y puesto que nuestra comunidad cuenta con un vasto territorio en el que se dispersan 388 municipios, la óptica de los estándares urbanísticos debía hacerse a nivel comarcal, las comarcas serían nuestras ciudades de las que los municipios serían nuestros pueblos. Así habrá equipamientos y dotaciones de carácter mínimo y local y otros de carácter supramunicipal, cuyo acceso debe quedar garantizado, y  situadas de forma que se garantice la igualdad de oportunidades de todos los ciudadanos independiente del lugar donde haya nacido o quiera morir.

Estos criterios incluyen cuestiones tan novedosas como la perspectiva de género, que se han articulado a través de unas normas técnicas para su correcta aplicación, reconocidas en el informe cuatrienal de junio 2022 de la ONU y que nos conminan a proyectar con un análisis que desagrega por sexo como dato de partida, diseñar espacios que ayuden a la conciliación, pero también corregir aquellos que suponen una discriminación.

También la  extremeña Ley  de ordenación territorial urbanística sostenible (LOTUS)  a través de estos criterios incorporaba la perspectiva de la infancia y recientemente trabajamos en estudios sobre la incorporación del  envejecimiento, más allá de la accesibilidad, con equipamientos específicos para las personas de tercera como de la cuarta edad, esta última es en la que somos totalmente dependientes.

Conscientes de que las nuevas tecnologías nos acercan  hemos desarrollado una herramienta de software libre “Planea”, una herramienta para que la LOTUS, la agenda territorial extremeña, se haga carne, una herramienta pensada para redactores, para tramitadores y para la consulta ciudadana y que contiene cálculo de isócronas cuestiones tan novedosas para peatones inclusivos como para VTC, el cálculo de caminos escolares seguros, la sostenibilidad de los nuevos desarrollos...ect

Esta batería de medidas, se articulan desde una visión holística del urbanismo que provoca la necesaria implicación de las personas en esta disciplina que habitualmente ha sido incomprendida, ignorada.

Finalmente la traslación de la LOTUS no deja de ser laboriosa y compleja, incluso en algún aspecto no es del todo pacífica. Hay demasiados intereses en  discusión y demasiada inercia que corregir. No se pueden generar nuevos desarrollos mientras no se justifiquen los vacíos urbanos y las edificaciones vacías. No podemos permitirnos en la España vaciada la creación de nuevos espacios que hagan más costosos los que ya tenemos. Y esto supone un punto de tensión en la una cuerda que amarra  el deseo irrefrenable de crecimiento arbitrario a la carta.

Las participación, pero sobre todo el esfuerzo de diagnosis que supone este nuevo paradigma que se plantea en Extremadura, permite que seamos  conscientes de la realidad territorial y urbana que nos ocupa y preocupa; y como cualificados conocedores de ella, comprendamos que el urbanismo no responde a intereses particulares sino generales, que nuestros pueblos y ciudades son nuestra casa, la casa en la que desarrollamos nuestra vida. 

Si la distribución espacial de convivencia  no es correcta, lo sufriremos a lo largo de todo nuestro desarrollo vital, como niñas, adolescentes y ancianas.

 


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